Entre el olor de los pinos,
recóndito en mis pensamientos,
ahì nadie podrìa dañarte,
lejano como a la mar soñarte,
bien acunado a mi pecho llevarte,
sin que las nubes nos vean oscuros,
empeño de lluvia en lavar los sentidos,
suave brisa…, el olor del ocèano al garete,
me abrazarìan tibios tus besos,
sobre las mejillas el frìo invierno,
todo ese mar para no verte,
los frìos calaron mis huesos,
en vela mis ojos durmieron,
las ilusiones al tiempo marchitaron,
sin brillo de alegres conversaciones,
ni palabras acarician los corazones,
sólo secos canales de flores,
gusto amargo del abandono,
el desdén practicado con arte,
fenece un viejo juramento.
Rocío Chalco Vargas
Maracaibo, Venezuela