Los pàjaros traìan tu alegrìa,
escuchando atenta sus cantos dìa a dìa,
creando en mi mente fantasìas,
llenar las inconsistencias, no conseguìa.
Hoy el cielo se puso de acuerdo,
obsequiándome una lluvia tempranera,
misma que caía con fuerza,
sobre los tulipanes, borré tu recuerdo.
Bellezas holandesas de los verdes prados,
resisten dolores silentes cual testigos,
colocados amorosamente al lado del violín,
a la espera que sus notas hagan juntos su festín.
Pasan los días sigilosos e inexorables,
buscando de la nada excusas razonables,
de un tiempo sibilino, aguardando el abrazo,
concluya fundiéndote dulcemente en mi regazo.
No, no necesito de ti para feliz ser,
sólo preciso tus manos, ayuden a reconstruir,
los castillos que erijan por la noche el vivir
y por el día, ideal ambos, el mismo camino recorrer.
Rocío Chalco Vargas©
Maracaibo, Venezuela
escuchando atenta sus cantos dìa a dìa,
creando en mi mente fantasìas,
llenar las inconsistencias, no conseguìa.
Hoy el cielo se puso de acuerdo,
obsequiándome una lluvia tempranera,
misma que caía con fuerza,
sobre los tulipanes, borré tu recuerdo.
Bellezas holandesas de los verdes prados,
resisten dolores silentes cual testigos,
colocados amorosamente al lado del violín,
a la espera que sus notas hagan juntos su festín.
Pasan los días sigilosos e inexorables,
buscando de la nada excusas razonables,
de un tiempo sibilino, aguardando el abrazo,
concluya fundiéndote dulcemente en mi regazo.
No, no necesito de ti para feliz ser,
sólo preciso tus manos, ayuden a reconstruir,
los castillos que erijan por la noche el vivir
y por el día, ideal ambos, el mismo camino recorrer.
Rocío Chalco Vargas©
Maracaibo, Venezuela
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